Llegamos al Torcal y aparcamos el vehículo.
Junto a un cartel que prohíbia hacer fuego, había otro con información del Parque.
Nos
pusimos en camino hacia aquel museo de la naturaleza. El día fue
caluroso y la subida difícil. Al llegar estábamos exhaustos y medio
deshidratados, pero el esfuerzo había merecido la pena.¡El Torcal es una
auténtica alhaja de Andalucía!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario